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No suelo hablar de política aquí, sé que el tema no atrae mucho, pero ayer estuve en una conferencia de Juan Torres en la Facultad de Económicas y me encantó. Este hombre explica muy llanamente las barbaridades del sistema económico actual, llamando a las cosas por su nombre. Las intervenciones del público también fueron muy refrescantes, aunque vi a poca gente joven. Supongo que no daban créditos por asistir. También me impresionó encontrar una sucursal del Banco Santander en el patio de la Facultad.
Entre otras muchas verdades Juan Torres dijo ayer que
la pobreza no es una desgracia, es un crímen, y los gobiernos que defienden a los poseedores de grandes fortunas (los banqueros) inyectando cantidades obscenas de dinero en el sistema financiero y no en la actividad productiva real son criminales. Acabar con la pobreza es posible, sólo es cuestión de voluntad, de prioridades políticas. ¿Por qué los ciudadanos permanecemos impasibles ante estas medidas económicas? ¿Por qué nos escandaliza más el robo de un bolso que el hecho de que se siga permitiendo -después de lo que está pasando- que existan paraísos fiscales? ¿Por qué dejamos que se hable de congelaciones salariales en época de crisis, cuando muchísimos empresarios lo único que han hecho en tiempos de bonanza económica ha sido acaparar, especular, ostentar, jugar al monopoly con las viviendas y llevarse el dinero calentito a sitios donde no tenían que pagar impuestos?
Es una vergüenza. Nuestra vergüenza.
Él opina que los ciudadanos somos impermeables a la comisión de determinados crímenes. Toleramos que los ricos se enriquezcan aún más mientras mucha gente se muere de hambre, de frío, o dando a luz.
¿Alguien se acuerda de esta sección de El Especulador?
"Datos para que pienses":
- El 92% de las mujeres africanas ven morir al menos a uno de sus hijos.
- El Banco Santander ganó en el primer trimestre de 2009 2.600 millones de euros. Según los cálculos del propio Banco Mundial, esa cantidad de dinero es suficiente para eliminar la mortalidad en el parto en todo el mundo.
¿Qué podemos hacer? Pues yo creo que se pueden hacer muchísimas cosas.
Como consumidores.
Como trabajadores.
Como votantes.
Como miembros de una comunidad de vecinos.
Como personas que vamos a comprar el pan o cogemos un taxi y participamos en conversaciones reaccionarias, xenófobas, insultantes.
Como lectores que podemos elegir dónde informarnos.
Como seres
humanos.