Permitidme pavonearme un ratito, que estoy toda gorda de orgullo y satisfacción. Siempre digo que nunca se valoran en su justa medida las croquetas. Tienen mucho trabajo y más amor. Por lo menos las mías, las congeladas no lo sé. Así que da un gustirrinín inmenso llegar a casa y encontrarte esto, quien cocine me entiende ferpectamente. ¡Chincha rabiña, Arzak!
5 comentarios:
Tremendo... orgasmo acompasado en el tiempo, tu él al comerlas y tú al regresar y ver los cartelitos... Tremendo!!!
Achuchones a los dos!!!!!!
Ej que estaban mu güenas.
Ainssss, ojalá me las estuviese comiendo todavía...
Es lo malo que tienen las croquetas, verdad Koloke?... que se terminan y ya no puede uno seguir comiéndolas. Yo también soy un gran degustador de ellas, sobre todo de las de jamón. Y habiendo probado ya otros manjares de la Lu, estoy seguro de que sus croquetas serán, de verdad, ORGÁSMICAS.
Enhorabuena al uno y a la otra.
ainnnn quién estuviera en Triana para haberlas catado cacho cabrones! jajajajaja, ni arzak ni leches, Arzak es Radiohead pero tus croquetas son Otis!
¡Ay er koloke! Único. Yo prefiero, también, las croquetas Otis.
Ojalá estuvieses comiendo todavía, don Emilio.
Abrazos.
Háh máh croquetassss.
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