Tindersticks. No era el sitio apropiado para escuchar su música, no.
Nudozurdo. La sorpresa sónica de la noche.
El cantante de lejos tiene toda la pinta de Ángel, ¿qué no, Crispi?
Vinila von Bismark & The Lucky Dados. Salvando kilométricas distancias, como si Debbie Harry cantase en los Stray Cats, algo así.
Mu sepsi.
Rinôçérôse. Riffs bailables. Una fiesta.
Este otro cantante la lía parda.
Y la bajista seguro que se escoció toda con esa segunda piel de cuero negro. Todo sea por el rocanrol.
Este otro cantante la lía parda.
Y la bajista seguro que se escoció toda con esa segunda piel de cuero negro. Todo sea por el rocanrol.
Copio y pego la crónica de Carrascus, que él lo hace muy bien y me ahorra teclear:
Empezamos en el escenario principal con los Tindersticks. Pero enseguida quedó claro que aquello no iba a funcionar. Y no por la banda en sí, que es de las que nos gusta, pero su música está hecha para el Teatro Central, allí se perdía en aquel espacio abierto lleno de voces y charlas, y del continuo ir y venir del personal… Lu y yo estábamos en la primera fila, pero aún así, en los pasajes lentos, introductorios de las canciones, con poca instrumentación, se escuchaba sobre ellos un continuo murmullo que no te dejaba entrar en situación. Cuando la banda se embalaba un poco (nunca mucho, claro) la gente se animaba un poco más y aparecía una ligerita brisa refrescante, tanto física como anímicamente.
Tras un interludio para pillar cervezas, vuelta a más de lo mismo, disfrutar y padecer a la vez de su música; hasta que al final del set, una mirada entre los dos nos hizo entender a Lu y a mí que no necesitábamos un bis, y nos fuimos a echarle un vistazo a Maika Makovski, que estaba en el escenario del patio de la Cartuja. Allá que nos sentamos en un poyete a escuchar las últimas canciones de su actuación y el bis final (malo de cojones…) mientras disfrutamos de uno de esos excelsos bocatas que prepara Lu, esta vez con el pan que ella misma hace, el pesto que prepara, su tomatito bien untado, pavo… una delicia para poder sobrellevar bien a la Maika ésta sin salir corriendo.
Después nueva vuelta por el escenario principal, previo paso por las barras (bastante despejadas una vez que te habías tenido que mamar la cola del principio para sacar las fichas con las que ir pagando), para escuchar tres canciones y media de Los Planetas, antes de huir de allí de nuevo hacia el patio, donde ya estaban Nudozurdo, con los que por fin pudimos disfrutar de un concierto. En este recinto, que nunca está petado, la acústica está bien, el volumen de las bandas es muy alto, y se disfruta bastante si la banda que hay en el escenario es buena, y éste era el caso de estos chavales, a los que yo solo conocía por referencias. Su música es… ¿recordáis a Derribos Arias y su cantante, aquel Poch tan singular…? El cantante de Nudozurdo tiene esa forma de cantar también; así que si os podéis imaginar a los Pink Floyd anteriores al ”Dark side” con Poch como vocalista, estaréis muy cercanos a lo que es esta banda.
Mientras andábamos de charla, antes de irnos a otro escenario, subió a éste la Vinila Von Bismarck, acompañada de los Lucky Dados para poner descaro, marcha y un rock con poses a lo Blondie… pero cuando tras tres o cuatro piezas, la rubia se bajó del escenario (supongo que para cambiar de vestuario) y se puso a cantar uno de los tíos del grupo, Lu y yo aprovechamos para buscar otra cosa…
La elección estaba entre Pantha Du Prince, en el escenario de las chimeneas y Rinôcerôse en el principal. Fuimos a echar un vistazo al primero, pero en las barras previas Lu se encontró y me presentó a Paco Campano (el que hizo la peli ”La furia de Mackenzie”, y todos mantuvimos una divertida conversación de borrachos sobre cine en la que mezclábamos a Ingmar Bergman con Chiquito de la Calzada y los zombies, y se nos pasó el tiempo un poco. Y como lo que se escuchaba desde el escenario tampoco era para tanto (después he sabido que no era Pantha, que se cayó del cartel, así que sería el DJ que actuaba tras él) nos fuimos a ver a Rinôceröse para disfrutar de un cantante que desde lejos, por el pelucón, el culillo prieto, y la voz tan aguda, parecía una tía, pero desde cerca era un tío con mucha marcha que hacía una música con actitudes glam, resonancias de los más puros AC/DC, y poses de Freddie Mercury. Se alternaba con otro cantante bestial que hacía saltar a la gente… ”everybody jumpin’… y nos dio toda la caña que había faltado durante la noche. Para entonces Lu y yo volvíamos a estar ya en las primeras filas, y mi vieja rodilla comienza a recordarme que los tiempos de saltar pasaron para mí. Cuando no estaban los cantantes se quedaba en el escenario un grupo de dos guitarras y un batería totalmente enfundados de blanco, y una bajista embutida totalmente en cuero negro, Patou Carrié… rubia, de larga melena, francesa… espectacular… que se rompía de buenorra que estaba… y en ella había que fijar la vista, obviamente, mientras sonaba su dance electrónico con, demasiadas quizás, partes pregrabadas…
Fue un final muy bueno.
5 comentarios:
En resumiendo, que mojoncillo por aquí, mojoncillo por allá y algo decente entre medio. Pues si ésta es la crónica que hace el equipo indie, no quiero ni pensar lo que habríamos padecido allí los miembros del equipo integrista.
¡Muerte a Los Planetas!
lo que sí que es una brisa de aire fresco es que salga Campano en medio de la crónica!
Di que sí Jesusito.
Y lo mejor hubiera sido un fin de fiesta con Mackenzie y su recortada entrando en los camerinos a saludar a los músicos indies...
;-)
Petardos...
Joé, que malas ideas tienen los integristas rockeros de esta casa, jejeje...
Por cierto, que por ahí arriba he escrito que me enteré que Pantha Du Prince no vino... pues la información no era cierta; sí que vino... pero a nosotros nos dio igual.
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